miércoles, 21 de junio de 2017

Programas Musicales


Los Programas Musicales








Programa es un grupo musical español popular en los años 80 por sus apariciones en televisión en programas como Tocata, con hits como Galileo Galilei, Síntesis digital, reunión de amigos, etc., incluyendo una versión de síntesis digital con Fernandisco, así como sintonías de programas de televisión.Programa se formó en 1983 con Carlos Guirao (tras abandonar el grupo Neuronium) y Joseph Loibant. Publicaron los discos Síntesis digital, reunión de amigos y acrópolis. Produjeron en 1987 un nuevo disco llamado Paris Dakar que permaneció inédito hasta su publicación en el año 2010. Para las actuaciones en directo se uniría al grupo el percusionista y escultor José María Ciria. Tras este disco Carlos Guirao abandona el grupo. En 1999 cambiarían el nombre Programa por Program@ y Carlos Guirao sería reemplazado de forma estable por José María Ciria. en esta época publicaron dos discos más, Ashes y Phoenix. El grupo es conocido por ser el primero en haber actuado para televisión con instrumentos musicales y ordenadores.

 Existen documentos videográficos de éstas actuaciones. También es conocido por actuar de teloneros en los conciertos de Stevie Wonder en Madrid (20 de agosto de 1984, Estadio del Rayo Vallecano) y Barcelona (22 de agosto de 1984, Plaza de Toros Monumental).7 Después del año 2003 no han vuelto a realizar producciones bajo el nombre programa, si bien han colaborado en otros proyectos, como por ejemplo el disco Alchemy de Loibant-Guirao, publicado un año antes de la muerte de Carlos Guirao.

Un programa musical es un conjunto de emisiones periódicas transmitidas por televisión o radio, agrupadas bajo un título o cabecera común, en las que a modo de bloque se incluye la mayor parte de los contenidos audiovisuales que se ofrecen en una cadena. En el ámbito profesional, no son considerados programas los bloques de contenidos dedicados a las autopromociones, a la continuidad y a la publicidad convencional. Los programas televisivos sirven para entretener, informar, entre otras finalidades. Un último uso es el que se emplea en la propia jerga mediática. Los profesionales del medio utilizan este vocablo para describir el contenido que no es informativo, deportivo ni de ficción. Según esta acepción, una serie, una película, un partido de fútbol o un noticiario no serían un programa, término que quedaría reservado a las restantes líneas de programación (concursos, magazines, reality shows, late shows, etc.), a las que también se conoce con el nombre genérico de ent variedades. Tal distinción obedece a la forma en que la mayoría de las cadenas organizan sus distintas áreas de producción y otras fuentes de televisión.

Somos como peleles que nos regimos por las modas y por la influencia que ejerce en nosotros el más poderoso de los medios de comunicación, que es la llamada Caja Tonta, cada vez más plana tanto en grosor como en contenidos. Nos bombardean en todos los canales con diversos programas de cocina en los que prima la presentación visual sobre el sabor y la elaboración de un plato. Nos acosan con recetas ridículas que llevan ingredientes insólitos que no conocíamos ni siquiera que pudieran ser comestibles y técnicas para enfriar y congelar dignas de laboratorios de reproducción asistida. Con la Televisión digital se han incrementado el número de canales pero este aumento es inversamente proporcional a la calidad de los mismos. Estamos hartos de subastas, supervivientes, jefes de incógnito, cocineros de aquí y de allá. Y que decir de programas del corazón en el que se debate vehementemente sobre la vida de personajes carentes de interés.

Busco programas relacionados con la música. ¿Y que puedo encontrar?, programas en busca de talentos musicales, padres que cantan con sus hijos, niños que juegan a ser mayores o programas como La Voz, avalados por músicos de éxito como jurado, para dar mayor audiencia al espacio. No digo que este tipo de programa no esten bien, pero como todo en esta vida en exceso, perjudica a la salud de los televidentes y como prima la guerra de las audiencias por encima de la calidad, si en una cadena tenemos La Voz en otra tendremos otro programa similar y así se escribe la historia. Lo cierto es que no existen prácticamente programas de televisión serios sobre música. Habría muchas posibilidades, hablar del pop español con sus grupos míticos, o programas temáticos por géneros por ejemplo: sobre country, jazz o folk, por poner un ejemplo. Pero evidentemente, ¿A quien le interesa esto?, pues a nadie a la gente hay que darla carnaza sin importar su calidad hay que vender por encima de todo.

Unicamente la televisión pública española, que en teoría no debe entrar en la guerra de audiencias y tiene la obligación de divulgar la cultura, ya que es la televisión de todos. Tiene en su programación algún espacio interesante dedicado a la música, como Cachitos de Hierro y Cromo programa documental presentado por Virginia Díaz con diferentes temática cada semana haciendo un repaso por la historia de la música más reciente.

Otra iniciativa muy acertada que ha tenido Televisión Española ha sido la emisión de el programa This is Opera, con el que se pretende acercar la opera a todos los públicos Presentado por el barítono Ramón Gener. Este género nos puede gustar más o menos pero es una buena forma de darlo a conocer de una forma amena y sencilla.

Por lo tanto tan solo la televisión pública nos ofrece algunos programas con interés por divulgar la música y por tanto la cultura. Parece que a las televisiones privadas no les interesa lo más mínimo la música. Hace poco publicábamos una entrada titulada, Vuelven los buenos tiempo para la música española. En ella hablábamos de nuevos lanzamientos de grupos míticos de la música española como Los Secretos, Loquillo o Revolver entre otros muchos. ¿Habéis visto en algún plató de televisión alguna de estas bandas presentando sus trabajos?. La respuesta es que no, pero a cambio vemos todos los santos días del año a Belén Esteban, Kikos variados, herederos de Pantoja entre otros muchos hablando de temas de gran interés.

Pero todos estos programas están ahí porque tienen audiencia. Por lo que el problema no es de las televisiones sino de nosotros mismos que damos audiencia a todos estos personajes y personajillos variopintos. Por contra son muy pocos los programas musicales que tenemos en televisión. Los que tenéis ya cierta edad recordareis que cuando hace ya años que tan sólo existían dos cadenas si había presencia de este tipo de programas en televisión. Y es que hoy en día que contamos con tantos canales… ¿ nos hemos parado a analizar la calidad de los mismos? Está claro que la fórmula a mayor cantidad no quiere decir mayor calidad, sino creo que lo contrario.

Somos como peleles que nos regimos por las modas y por la influencia que ejerce en nosotros el más poderoso de los medios de comunicación, que es la llamada Caja Tonta, cada vez más plana tanto en grosor como en contenidos. Nos bombardean en todos los canales con diversos programas de cocina en los que prima la presentación visual sobre el sabor y la elaboración de un plato. Nos acosan con recetas ridículas que llevan ingredientes insólitos que no conocíamos ni siquiera que pudieran ser comestibles y técnicas para enfriar y congelar dignas de laboratorios de reproducción asistida.

Con la Televisión digital se han incrementado el número de canales pero este aumento es inversamente proporcional a la calidad de los mismos. Estamos hartos de subastas, supervivientes, jefes de incógnito, cocineros de aquí y de allá. Y que decir de programas del corazón en el que se debate vehementemente sobre la vida de personajes carentes de interés.

Busco programas relacionados con la música. ¿Y que puedo encontrar?, programas en busca de talentos musicales, padres que cantan con sus hijos, niños que juegan a ser mayores o programas como La Voz, avalados por músicos de éxito como jurado, para dar mayor audiencia al espacio. No digo que este tipo de programa no esten bien, pero como todo en esta vida en exceso, perjudica a la salud de los televidentes y como prima la guerra de las audiencias por encima de la calidad, si en una cadena tenemos La Voz en otra tendremos otro programa similar y así se escribe la historia.

Lo cierto es que no existen prácticamente programas de televisión serios sobre música. Habría muchas posibilidades, hablar del pop español con sus grupos míticos, o programas temáticos por géneros por ejemplo: sobre country, jazz o folk, por poner un ejemplo. Pero evidentemente, ¿A quien le interesa esto?, pues a nadie a la gente hay que darla carnaza sin importar su calidad hay que vender por encima de todo. Unicamente la televisión pública española, que en teoría no debe entrar en la guerra de audiencias y tiene la obligación de divulgar la cultura, ya que es la televisión de todos. Tiene en su programación algún espacio interesante dedicado a la música, como Cachitos de Hierro y Cromo programa documental presentado por Virginia Díaz con diferentes temática cada semana haciendo un repaso por la historia de la música más reciente. Otra iniciativa muy acertada que ha tenido Televisión Española ha sido la emisión de el programa This is Opera, con el que se pretende acercar la opera a todos los públicos Presentado por el barítono Ramón Gener. Este género nos puede gustar más o menos pero es una buena forma de darlo a conocer de una forma amena y sencilla.

Por lo tanto tan solo la televisión pública nos ofrece algunos programas con interés por divulgar la música y por tanto la cultura. Parece que a las televisiones privadas no les interesa lo más mínimo la música. Hace poco publicábamos una entrada titulada, Vuelven los buenos tiempo para la música española. En ella hablábamos de nuevos lanzamientos de grupos míticos de la música española como Los Secretos, Loquillo o Revolver entre otros muchos. ¿Habéis visto en algún plató de televisión alguna de estas bandas presentando sus trabajos?. La respuesta es que no, pero a cambio vemos todos los santos días del año a Belén Esteban, Kikos variados, herederos de Pantoja entre otros muchos hablando de temas de gran interés.

Pero todos estos programas están ahí porque tienen audiencia. Por lo que el problema no es de las televisiones sino de nosotros mismos que damos audiencia a todos estos personajes y personajillos variopintos. Por contra son muy pocos los programas musicales que tenemos en televisión. Los que tenéis ya cierta edad recordareis que cuando hace ya años que tan sólo existían dos cadenas si había presencia de este tipo de programas en televisión. Y es que hoy en día que contamos con tantos canales… ¿ nos hemos parado a analizar la calidad de los mismos? Está claro que la fórmula a mayor cantidad no quiere decir mayor calidad, sino creo que lo contrario.

La música es una constante radiofónica. La importancia de la música en la programación se ha desarrollado de acuerdo a la propia evolución del medio radiofónico. Gracias a la envergadura de la música en la radio privada local, el contenido musical fue la base de la programación radiofónica hasta finales de los años treinta y comienzos de los años cuarenta, momento en el que se produjo, en conjunto, un mayor desarrollo de la radio-espectáculo y la radio-información. Esta tendencia fue más notable en la programación de las cadenas norteamericanas, donde el contenido informativo experimentó un aumento del 41% seguido del 10% correspondiente al drama y las variedades. Sin embargo, la música popular permaneció como el principal elemento configurador de la programación de la radio local norteamericana hasta la aparición del formato musical en este ámbito, proceso cuyo origen hay que situar simultáneamente entre 1953 y 1956 en la KOWH de Omaha -Nebraska-, la KLFI de Dallas -Texas- y la WOKY de Milwaukee.

Con el desarrollo del modelo Top 40 surgió un nuevo modo de hacer radio, que tuvo una gran repercusión en la evolución de la programación. La música dejó de ser ser sólo un contenido para convertirse en un conjunto autónomo, propio de un nuevo concepto de radio. De la radio, para todos, se caminó hacia las "radios" para diferentes segmentos de público definidos según intereses comunes y características socio-demográficas concretas. Desde entonces, se habla de la radio y las "radios". La aparición del formato musical animó el desarrollo de la especialización al demostrar que el medio radiofónico puede especializar su mensaje en contenidos monotemáticos dirigidos a segmentos específicos de público, con el objetivo de ofrecer un producto radiofónico exclusivo.

El mercado norteamericano desarrolló con antelación el concepto de formato musical debido a la implantación generalizada de la televisión, a los nuevos modos y hábitos de escucha radiofónica (producidos por la incorporación de los avances tecnológicos en la producción, emisión y recepción de la programación radiofónica, en especial el disco y el transistor), a la aparición de la juventud como una categoría social específica, y al nacimiento del rock and roll. El Top 40 se especializó en las preferencias musicales e informativas de grupos específicos de público, principalmente el juvenil, y se distinguió de la radio tradicional por aportar novedades significativas en el ámbito de la programación y la promoción de la empresa radiofónica. 

En el ámbito de la programación, el Top 40 estableció dos de los conceptos propios del método de programación del formato musical: el "sonido de la hora" -también llamado fórmula- y el "sonido exclusivo" de emisión o "sintonía característica" de la emisora, conocido en otras "radios" como "sonido de la antena".

La fórmula es la manera en la que se organiza la combinación de contenidos musicales, informativos y de entretenimiento, para crear la unidad de programación del formato musical, que acostumbra a ser la hora. Este concepto se desarrolló tras establecer el sistema de repetición y rotación de los discos en función de la hora del reloj, en 1956. Asimismo, el Top 40 impuso un estilo peculiar en la producción y realización radiofónica, que permite al oyente concebir una "imagen sonora" de la emisora, que se identifica con la marca de la empresa radiofónica, con el propósito de ofrecer un producto radiofónico claramente identificable en el dial.

En el ámbito de la promoción, el Top 40 incorporó técnicas novedosas, que establecieron las bases del futuro marketing radiofónico. Entre ellas cabe destacar el uso generalizado del jingle [2] ; la realización de concursos con premios de gran atractivo; el patrocinio de diferentes eventos musicales, sociales o deportivos con el propósito de involucrar a la emisora en la vida ciudadana; así como el uso de los índices de audiencia para elaborar los lemas publicitarios de la emisora.

La radio no se entiende sin música. Desde su origen, el medio radiofónico pensó en el contenido musical para realizar sus transmisiones experimentales y configurar posteriormente su programación. La radio inició una relación con la música que a lo largo del siglo XX se ha tornado cada vez más estrecha. Si en un primer momento, las empresas radiodifusoras adaptaron acústicamente sus estudios para grandes orquestas, grupos de cámara, coros, conjuntos e intérpretes de música ligera, etc., con el consumo masivo del disco, la radio se decidió por la música grabada para enfrentar la crisis de audiencia y anunciantes provocada tras la llegada de la televisión. A partir de 1950, la radio emprendió un nuevo camino que le condujo hacia la especialización. 

El Top 40, cuyo principio de programación se resume en la emisión constante y repetida de la actualidad discográfica, fue el origen de la especialización radiofónica y la primera expresión de la radio de formato musical.

El nacimiento de la radio de formato musical, manifestación original de la nueva forma de hacer desarrollada en el ámbito radiofónico a mediados de los años cincuenta, provocó el paso de la radio tradicional a la radio moderna. A partir de este momento, primero en el mercado norteamericano y posteriormente en el resto de radiodifusiones desarrolladas, se generaron diferentes modelos de radio -con nuevas ideas de programación- producto del nuevo modo de entender lo radiofónico. Tal y como afirma Faus Belau, este proceso conllevó la ruptura del concepto unitario de radio. Este hecho y el desarrollo de la especialización radiofónica originaron la distinción básica entre radio generalista y radio especializada para diferenciar ambos planteamientos radiofónicos.

El presente trabajo propone una definición de radio musical, de la que deriva el formato musical, y determina los elementos fundamentales que continúan caracterizando el modo de programación de este tipo de radio. La exposición se estructura en tres apartados. Comienza con un repaso del origen de la especialización radiofónica, sigue con la distinción entre radio musical y radio de formato musical y finaliza con el establecimiento de los elementos fundamentales que definen el modo de programación del formato musical.

La radio de formato musical es un fenómeno que a finales de los años noventa, afecta a más de 10 mil emisoras en Estados Unidos -el 88% del número total de estaciones-, disfrutando de casi el 74% respecto del total de audiencia de radio. Asimismo, el formato musical es estrategia de programación prioritaria de la radio comercial europea, disponiendo de una notable aceptación entre los oyentes, donde en algunos países como España, Francia o Italia, su seguimiento alcanza entre el 34% y el 30% del total de audiencia radiofónica. Hasta el momento, la radio musical es la especialización radiofónica más extendida. La selección y organización de la fórmula junto con la construcción del relato radiofónico definen la programación de cada formato musical. Algunos programadores se refieren a esta actividad como un arte o como un prodigio de intuición, en la medida en que no existan estudios cualitativos de audiencia; otros, por el contrario, prefieren hablar de una técnica cuyo ejercicio requiere un dominio de la información sobre la audiencia, el comportamiento de la competencia y, finalmente, los recursos humanos y económicos disponibles en cada caso.

La fórmula del formato musical se crea en torno a cinco contenidos básicos -la especialización musical, la información horaria y meteorológica, los jingles e indicativos de emisión, la publicidad y los concursos- a los que el programador une otros espacios accesorios, determinados por la naturaleza del formato y las expectativas del público al que se dirige la emisora, con el objetivo de crear una hora de programación sobre la que se asienta el conjunto de este tipo de emisión radiofónica. Dentro del apartado de contenidos accesorios hay que considerar: la inclusión o exclusión de información de actualidad, musical, deportiva, sobre el tráfico, los asuntos de servicio público y los espacios de humor.

De los contenidos emitidos por este tipo de radio, la especialización musical es el elemento que en mayor medida contribuye a definir la fórmula. Cada formato se especializa en la difusión de uno o varios géneros musicales, que van desde las últimas tendencias generadas en el mercado discográfico hasta la música culta, excluyendo el resto de géneros, con el fin de satisfacer el gusto del público al que se dirige la emisora. Por lo tanto, la definición de la fórmula determina la selección discográfica que se incluye en su programación. A continuación se presenta un cuadro que recoge a modo de síntesis la especialización de los principales formatos musicales consolidados en el mercado norteamericano.






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La Música y Su Importancia by Dulce Fuentes on Scribd