martes, 6 de junio de 2017

Suspenso


Musica de Suspenso


El suspenso, suspense (ambas del latín suspensus, a través del francés suspense y éste a su vez del inglés suspense) o thriller es un recurso literario y un amplio género de literatura, cine, televisión y videojuegos, que incluye numerosos y frecuentemente solapados subgéneros, cuyo objetivo principal es mantener al lector a la expectativa, generalmente en un estado de tensión, de lo que pueda ocurrirle a los personajes y, por lo tanto, atento al desarrollo del conflicto o nudo de la narración.

«Suspense»es el término utilizado en España, mientras que en Hispanoamérica se utiliza «suspenso». En inglés se usa la palabra thriller, derivada del verbo thrill (asustar, estremecer, emocionar).

En líneas generales el suspenso es un sentimiento de incertidumbre o de ansiedad, consecuencia de una determinada situación que es vivida u observada, y que se refiere a la percepción de una determinada audiencia respecto de un trabajo dramático. Por cierto, este sentimiento no es exclusivo de situaciones de ficción, sino que puede presentarse en cualquier situación real donde haya posibilidades de ocurrir un desenlace penoso o un momento dramático, con tensión y emoción primaria.

En una definición más amplia, tal emoción principalmente surge cuando alguien se preocupa por su falta de conocimiento sobre el desarrollo de un evento significativo; «suspenso» sería, por tanto, la combinación de anticipación de desenlaces desagradables, mezclados con incertidumbre y oscuridad respecto del futuro.

No se debe confundir «misterio» con «suspenso». Suspenso se da cuando al público se le proporciona la información necesaria previa a los acontecimientos; de esa forma se le mantiene a la expectativa todo el tiempo. Mientras que el misterio se consigue únicamente provocando miedo a la audiencia. Asimismo, muchos afirman que sin misterio no hay suspenso. Alfred Hitchcock desmiente esa idea:

«La telefonista del film Easy Virtue escucha al hombre y a la mujer que hablan de matrimonio. Esta telefonista estaba llena, cargada de suspenso ¿La mujer que está al otro extremo del hilo aceptará casarse con el hombre que la llama? La telefonista quedó muy aliviada cuando la mujer dijo que sí y se terminó su propio suspenso. Este es, pues, un ejemplo de suspenso independiente del miedo». Toda idea de suspenso, o más precisamente de «narrativa tensional», no tiene muy buena reputación en materia de literatura tradicional, ya que es considerada por algunos como un aspecto fundamentalmente dinámico del guion.

Meir Sternberg, en una visión retórico-funcionalista, considera el suspense como uno de los varios componentes de interés de una narración. De acuerdo con este especialista en teoría narrativa, «la narración puede ser definida como la interacción entre suspenso/curiosidad/sorpresa en el tiempo de la comunicación (en cualquier combinación, y aplicando cualquier medio o forma latente)».

En esas mismas líneas teórico-funcionales, este autor define la narrativa como:

«un discurso donde la interacción es lo que domina, ascendiendo de un posible detalle o rol secundario al status de principio regulador, el primero entre las prioridades de contar/leer».
En esta concepción, «suspenso» se diferencia netamente de «curiosidad», porque el primero necesita de una narración cronológica (el interés fundamentalmente se centra respecto a la incertidumbre en cuanto al futuro), mientras que el segundo genera misterio e interés modificando el orden de exposición de los eventos, en la teleología de la narración.

Raphaël Baroni7 usa el concepto más genérico de «narrativa tensional», para así establecer el tipo de ansiedad popular producida por una narración enigmática, que alarga las resoluciones, generando estrés y tensión a través de actos repentinos o inesperados y/o a través del lento curso de los acontecimientos en el cual se supone que va a pasar algo pero que en realidad no pasa nada. Considerando la importancia de la tensión en la dinámica del desarrollo y del clímax, se puede considerar el recurso de la intriga como esencial; o por el contrario, se puede considerar que la construcción de una buena trama consiste en la desfiguración de la historia por un narrador apropiado, que tenga la intención de transformar su historia en un enigma.8 Según esta visión, el escritor o el guionista se aparta de la narrativa clara y ordenada, precisamente para lograr el efecto deseado. De cualquier forma y en relación a una narrativa de tensión, se puede asumir que el suspenso no es únicamente un recurso de ficción popular, de filmes de Hollywood, o de novelas policiales, sino también de lo que podríamos llamar ficción tradicional.

Algunos autores han intentado explicar que la «paradoja del suspenso» se presenta cuando la tensión narrativa permanece efectiva aún cuando la incertidumbre sobre el futuro se encuentre neutralizada o despejada, porque de alguna manera la audiencia sabe cómo finalmente se resolverá la historia (consúltense Gerrig, 1989; Walton, 1990; Yanal, 1996; Brewer, 1996; Baroni, 2007). Algunas teorías defienden que, usualmente, nos enriquecemos mucho con los detalles de la historia, y que también el interés surge debido a algún lapso de memoria. Otras teorías sugieren que la incertidumbre sobrevive en las historias, porque durante la inmersión en el mundo ficcional, el observador en algún sentido siempre vive el momento y se enriquece con el conocimiento pormenorizado de los acontecimientos,6 o bien porque en nuestro fuero íntimo pensamos que el mundo ficcional representa al mundo real, donde la repetición de un acontecimiento es imposible o muy remota, ya que cualquier suceso secundario puede ser desequilibrante del desenlace6 (consúltese también el artículo Efecto mariposa).

Cary Grant en North by Northwest, film de Hitchcock:

La posición de Yanal es más radical, y defiende que los efectos de la tensión narrativa sobreviven y se repiten, porque la propia incertidumbre es parte de la definición del suspenso.

Baroni propone que el tipo de suspenso que excita a la audiencia por anticipar lo que se está por vivir, es una precognición particularmente característica de los niños en la fase narrativa de los cuentos de hadas. Baroni defiende que otro tipo de suspenso sin incertidumbre puede emerger mediante la contradicción entre el conocimiento del futuro y el deseo, especialmente en la tragedia, cuando el protagonista muere o se pierde («suspenso por contradicción»).

Historia del genero

El suspenso puede ser definido por la atmósfera que exhibe: emoción, que da origen al nombre del género en inglés.

Se caracteriza por un ritmo rápido, acción frecuente y con héroes ingeniosos que deben frustrar planes de más poderosos y mejor equipados (villanos). Se utiliza también gran cantidad de artilugios y de subterfugios como las pistas falsas y los cliffhangers. Es un género narrativo que tiene su expresión en el cine, literatura, historietas, televisión y fotonovelas. Actualmente se encuentra influenciado por el terror psicológico. Una película de suspenso es básicamente una historia de intriga. Posee un relato que tiene mayor consistencia y argumentación que otros géneros cinematográficos y su característica es que todos los elementos propios de un guión (personaje, antagonista, meta, conflicto, ritmo, etc.) están al servicio de una intriga, es decir al servicio de una acción que se ejecuta con astucia y ocultamente. También se las conoce como de «terror inteligente». Se utilizan técnicas como los cliffhangers ('ganchos', 'anzuelos', para que el público espere la próxima entrega: capítulo, episodios, etc.).

Así como la función del género de terror es provocar un interés a través de emociones fuertes que ponen en estado de alerta al público; el género suspenso quiere provocar un interés a través de la emoción, pero al mismo tiempo suma un interés de carácter mental, entonces una película de suspenso funciona en la medida de que emociona e interesa cognitivamente al espectador.

Una forma de generar esta emoción en el espectador es mediante lo que André Gaudreault y François Jost llaman «focalización», utilizando el término para determinar cuál es el foco del relato, y definiéndola como una «relación de saber entre el narrador y sus personajes». Lo que resulta interesante para el suspenso en sí, aparece cuando el relato presenta una focalización espectatorial, es decir, cuando «en lugar de privarnos de ciertas informaciones, el narrador puede dar una ventaja cognitiva al espectador por encima de los personajes».11

Así, manipulando el alcance de la información brindada, es posible conseguir poderosos efectos en el público. Una narración limitada será propensa a despertar mayor curiosidad y sorpresa, mientras que, como señalaba Alfred Hitchcock, un grado de narración ilimitada ayudará a construir el suspenso de mejor manera. En una entrevista con François Truffaut, Hitchcock se lo explicaba de la siguiente manera:

Ahora estamos manteniendo una charla muy inocente. Supongamos que hay una bomba debajo de esta mesa entre nosotros. No sucede nada, y luego de repente, «¡Booom!». Hay una explosión. El público se sorprende, pero antes de esa sorpresa, ha visto una escena absolutamente ordinaria, sin ninguna consecuencia especial. Ahora, tomemos una situación de suspense. La bomba está debajo la mesa y el público lo sabe, probablemente porque han visto al anarquista colocarla ahí. El público es consciente de que la bomba va a explotar a la una y hay un reloj en el decorado. El público puede ver que es la una menos cuarto. En esas condiciones, esta inocente conversación se vuelve fascinante, porque el público está participando en la escena. El público ansia advertir a los personajes de la pantalla: «No deberías hablar de asuntos tan triviales. Hay una bomba a tus pies ¡y está a punto de explotar!». En el primer caso hemos dado al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso les hemos proporcionado quince minutos de suspense. La conclusión es que siempre que sea posible, el público debe estar informado.
Truffaut, François (1993). 

El cine según Hitchcock. Madrid: Alianza.

También es muy común utilizar la construcción cronológica para generar suspenso. El contar la historia de una manera atemporal, o con un orden cronológicamente inverso, hará que el espectador tenga que construir por sí mismo el tiempo fílmico, y por ende se está así alargando la espera de la resolución. Un ejemplo de orden atemporal es el caso de Pulp Fiction, dirigida por Quentin Tarantino, que va alternando entre sí las secuencias de acontecimientos. Mientras que un ejemplo de orden cronológicamente inverso es Memento, dirigida por Christopher Nolan, que presenta la historia de los acontecimientos desde el final hacia el comienzo.

Otra manera de utilizar el suspenso es fragmentar la información que se le da al espectador, sembrándole ciertas dudas que no siempre terminan por resolverse. Al fragmentar la información, el realizador logra que el espectador se genere ciertas expectativas sobre lo que sucederá a continuación en la historia; las mismas serán reformuladas si se confirman como ciertas, produciendo otras mayores, mientras que se crearán nuevas si no se corroboran. En este sentido influye mucho la construcción psicológica de los personajes, quienes dependiendo de sus rasgos y características, se desempeñan de tal o cual manera, permitiéndole al realizador una vía para suministrar información al espectador según su conveniencia. Un ejemplo de fragmentación de la información sucede en Los otros, dirigida por Alejandro Amenábar, en la cual constantemente el espectador intenta atar los cabos sueltos, reconstruyendo la historia de los personajes y estableciendo hipótesis en base a la poca información que el realizador le aporta, para luego al final sorprenderse con el verdadero desenlace de la misma, arrojando toda hipótesis por la borda y defraudando toda expectativa que se armó durante la misma.

Las películas de suspenso suceden frecuentemente completa o parcialmente en lugares exóticos tales como ciudades extranjeras, desiertos, regiones polares o en alta mar. Los héroes en la mayoría de los thrillers son frecuentemente «tipos duros» acostumbrados al peligro, oficiales de policía, espías, soldados, marineros o pilotos. De todos modos, también pueden ser ciudadanos ordinarios arrastrados al peligro por accidente. Aunque tales héroes son tradicionalmente hombres, las mujeres están siendo cada vez más frecuentes.

Las películas de suspenso se solapan frecuentemente con historias de misterio aunque son distinguidas por la estructura de su argumento. En el suspenso, el héroe debe frustrar los planes de un enemigo, en lugar de descubrir un crimen que ya ha sucedido. En los suspensos también suceden a una escala mucho mayor: los crímenes que deben ser prevenidos son asesinatos seriales o masivos, terrorismo o derrocamiento de gobiernos. Peligro y confrontaciones violentas son elementos estándar en el argumento. Mientras en el misterio alcanza el clímax cuando este es resuelto, en el suspenso se alcanza el clímax cuando el héroe finalmente vence al villano, salvando su propia vida y frecuentemente las vidas de otros. En los suspensos influenciados por el cine negro y la tragedia, el héroe comprometido es frecuentemente asesinado en el proceso. Al novelista británico Edgar Wallace (1875–1932) es a quien se le concede la etiqueta de creador del género thriller; ficción con una elevada acción conteniendo intriga que el protagonista debe experimentar, como en su novela Los cuatro hombres justos (1905). Gran parte de sus novelas fueron llevadas al cine, convirtiéndose en uno de los escritores más famosos de la Inglaterra de comienzos del siglo XX.

En años recientes, cuando las películas de suspenso fueron cada vez más influenciadas por el horror o la exposición popular del horror psicológico (Hide and Seek, La isla siniestra) un elemento omnisciente o monstruoso se convirtió en común para aumentar la tensión. El monstruo puede ser cualquier cosa, incluso una fuerza física inferior hecha superior sólo por su intelecto (como en la serie de películas Saw), puede ser una entidad sobrenatural (Drácula, Christine, The Amityville Horror y Final Destination), extraterrestres (libros de Cthulhu de H. P. Lovecraft, La cosa de John Carpenter) asesinos seriales (El padrastro, La matanza de Texas), microbios o agentes químicos (Cabin Fever, El último hombre sobre la Tierra de Richard Matheson), o incluso sólo peligros fruto de la imaginación entremezclada ingeniosamente con la realidad (Perfect Blue). Algunos autores han hecho su marca incorporando todos esos elementos (Richard Laymon, Francis Paul Wilson) a través de sus bibliografías. Distinciones similares separan el suspenso de otros solapando géneros: aventura, espía, legal, guerra, ficción marítima y demás.

El suspenso no se define por su temática, sino por la forma de acercarse a ésta. Muchos suspenses involucran espías y espionaje, pero no todas las historias de espías son suspensos. Las novelas de espías de John le Carré, por ejemplo, explícita e intencionalmente rechazan las convenciones del thriller. Por el contrario, muchos suspensos cruzan a otros géneros que tradicionalmente han tenido pocos o ningún elemento de suspense. Alistair MacLean, Hammond Innes y Brian Callison son mejor conocidos por sus suspensos, pero también son notables escritores de historias del hombre contra el mar. 

Libros de fantasía como la saga de Harry Potter de la autora británica J. K. Rowling pueden catalogarse en este género con mezcla de fantasía, suspenso policíaco y suspenso político.

Estructura del genero

  • Argumento: tesis bien fundamentadas y generalmente más consistentes que las de otros géneros.
  • Protagonista: un personaje duro, ingenioso, acostumbrado al peligro.
  • Protagonistas habituales: policías, espías, detectives, profesores, médicos, marineros, oficiales, pilotos, personajes perturbados mentalmente, etc.
  • Antagonista: villanos muy preparados, poderosos e influyentes.
  • Antagonistas habituales: asesinos, políticos corruptos, mafiosos.
  • Elementos omniscientes: energías, microbios, entidades, agentes químicos, especie sobrenatural, zombis, etc.
  • Meta del protagonista: debe frustrar los planes de un enemigo poderoso. Descubrir la respuesta a los interrogantes que dan inicio a la trama (resolver un crimen, encontrarle explicación a sucesos extraños, etc.).
  • Desarrollo: su relato posee elementos de peligro, asesinatos, confrontaciones de diversa intensidad y elementos sorpresa.
  • Temáticas comunes: frustrar asesinatos, evitar derrocamientos de gobiernos, revelar engaños políticos, sociales o religiosos.
  • Locaciones habituales: desiertos, regiones polares, ciudades extranjeras, etc. Escenarios que sean desconocidos para una determinada audiencia; mejor si despierta algún tipo de misterio.
Musica en el cine de suspenso


La banda de sonido es uno de los mejores recursos con el que cuenta un realizador a la hora de generar suspenso en un film. La banda sonora se divide en voces, ruidos y música, pudiendo agregar también en ella el silencio, siempre y cuando sea utilizado de manera intencional y simbólica. Estos tres últimos son de los que se vale el realizador para crear una sensación de ansiedad en el espectador, ya sea por un silencio «incómodo», una música «tensa» o por ruidos «estremecedores». Según como se utilice, la música y los sonidos ofrecen la posibilidad de insinuar cosas al espectador sin tener necesariamente que mostrarlas, y el suspenso la toma para poder generar en la mente del público aquello que, visto en pantalla, no generaría la misma sensación de tensión.

En el caso del suspenso, crear una ambientación sonora y musical es importante porque ayuda a sumergir al espectador en el relato y a participar de él, como por ejemplo, formulando hipótesis y anticipándose a lo que pasará, logrando así el suspense deseado. El compositor español Rafael Beltrán Moner define la ambientación musical como «el acto de elegir estéticamente la música apropiada a cada escena o secuencia que lo precise, considerando la unidad de conjunto y sutileza particular en cada caso».

Soundtracks de musica de suspenso





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