jueves, 18 de mayo de 2017

Mambo


El Mambo


Mambo es un género musical y danzario que se desarrolló originalmente en Cuba. La palabra “mambo”, de manera similar a otros términos musicales afroamericanos como conga, milonga, bomba, tumba, samba, bamba, bambulá, tambo, tango, cumbé, cumbia y candombe, denotan un origen africano, y particularmente congolés, debido a la presencia de ciertas combinaciones características de sonidos, tales como “mb”, “ng” y “nd”, que pertenecen al complejo lingüístico Niger-Congo. En moderno Swahili, la palabra “Mambo” corresponde a las palabras española “cosas” u “objetos”. El Diccionario Oxford En-Linea dice que “Mambo” es la palabra en lengua Creole-Haitiana para denominar a una “sacerdotisa de Vudú”.

Las raíces originales del Mambo pueden ser encontradas en el “Danzón de Nuevo Ritmo”, popularizado por la orquesta “Arcaño y sus Maravillas” dirigida por el famoso flautista Antonio Arcaño.

Antonio Arcaño fue el primero en denominar a una sección del Danzón cubano como “Mambo”. En 1910, José Urfé incluyó un Montuno (típica sección conclusiva improvisda del Son cubano) al final de El Bombín de Barreto. Esta era una sección pegajosa que consistía en la repetición de una frase, donde se introducían ciertos elementos del Son dentro del Danzón. A finales de los años treinta, algunos miembros del grupo de Arcaño ya decían “vamos a mambear” cuando se referían al Montuno o improvisación final dentro del Danzón.4 Fue el cellista de Arcaño, Orestes López, el que creó el primer Danzón llamado "Mambo" en 1938.5 En esa pieza se combinaban algunos motivos sincopados, tomados del estilo del Son, con improvisaciones de la flauta.

Antonio Arcaño describió el “Mambo” de la manera siguiente: “El mambo es un tipo de Montuno sincopado que posee la sabrosura rítmica del cubano, su informalidad y su elocuencia. El pianista ataca en el mambo, la flauta lo oye y se inspira, el violín ejecuta rítmicos acordes de dobles cuerdas, el bajo le adapta el “tumbao”, el timbalero repica con el cencerro, el güiro rasquea y hace el sonar de las maracas, la indispensable tumba corrobora el tumbao del bajo y fortalece el timbal.”

El Mambo es un ritmo genuinamente cubano, producto de una profunda transformación que venía teniendo lugar en la música cubana desde los años treinta, con brotes ciertamente revolucionarios.

En la década de los cincuenta del pasado siglo, el Mambo irrumpía con su novedad en las pistas de baile cubanas y se extendería, después, por todo el orbe; especialmente en México encontraría otros afanados cultores.

Aunque otros nombres le precedieron en el camino de gestación del género, quien estructura realmente el Mambo es el pianista matancero Damaso Pérez Prado (1916-1989), intérprete y compositor quien empezó a estudiar música y a tocar el piano en su ciudad natal.

Hacia 1940, Pérez Prado había decidido componer música sin letra con la intención de llegar a un público más internacional. Así, en el 48 emigró a México, donde desarrolló este nuevo ritmo junto a músicos mexicanos. Sin embargo, fue en Estados Unidos desde donde se difundió a todo el mundo por el éxito que allí alcanzó. 

Algunos de los mambos más populares sólo se conocían por un número, como el “5” , recientemente rescatado por el cantante de raíces africanas Lou Bega y nuevamente convertido en un éxito. Otros tenían nombre de mujer, como “Patricia”, “Ana” o “Roberta”. También los había con títulos más poéticos, como “Caballo negro”, “Historia de un amor” o “Aquellos ojos verdes”

Durante la década de 1950 y los primeros años de la siguiente, el mambo tuvo gran difusión en clubes y discotecas de todo el mundo. Dámaso Pérez Prado continuó actuando hasta poco antes de morir en México en 1989.


Se baila el mambo siguiendo un ritmo sincopado, mezcla de música latinoamericana y jazz, y se caracteriza por presentar un tiempo de silencio en cada compás, que se corresponde con una pausa en el movimiento de los bailarines con el fin de acentuar la síncopa (desplazamiento del acento rítmico del tiempo fuerte al tiempo débil del compás). Se baila en pareja, trasladando una pierna extendida hacia adelante o hacia el costado mientras la otra se mantiene en flexión siguiendo el ritmo básico.
Con el paso del tiempo desarrolló tres ritmos diferentes: el mambo sencillo, el doble y el triple. Éste último dio paso al cha-cha-cha, muy en uso todavía en los concursos de baile de salón de América Latina.

Su mezcla de elementos sonoros y orquestales de prosapia norteamericana y la percusión y ritmo básicos de raíz cubana constituyen la esencia de este capítulo trascendental en la historia musical de la isla. Es evidente en esta música la influencia del jazz, especialmente del llamado swing. Su coreografía es muy complicada. Es un baile que se puede ejecutar solo o en pareja. La rapidez de movimientos, la sincronización y destreza danzarias que requería, hicieron difícil su prolongación en el tiempo.




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