domingo, 7 de mayo de 2017

Cumbia

Música Cumbia

La cumbia es un ritmo musical y baile folclórico tradicional de Colombia. Posee contenidos de tres vertientes culturales, principalmente indígena y negra africana y, en menor medida, blanca (española), siendo fruto del largo e intenso mestizaje entre estas culturas durante la Conquista y la Colonia. El investigador Guillermo Abadía Morales en su "Compendio del folclor colombiano", volumen 3, #7, publicado en 1962, afirma que "ello explica el origen en la conjugación zamba del aire musical por la fusión de la melancólica flauta indígena gaita o caña de millo, es decir, Tolo o Kuisí, de las etnias Cunas y Koguis, respectivamente, y la alegre e impetuosa resonancia del tambor africano. El ayuntamiento etnográfico ha quedado simbolizado en los distintos papeles que corresponden en el baile de la cumbia a cada sexo". La presencia de estos elementos culturales se puede apreciar así:

En la instrumentación están los tambores de origen negro africano; las maracas, el guache y los pitos (caña de millo y gaitas) de origen indígena; mientras que los cantos y coplas son aporte de la poética española, aunque adaptadas luego. Presencia de movimientos sensuales, marcadamente galantes, seductores, característicos de los bailes de origen africano.

Las vestiduras tienen claros rasgos españoles: largas polleras, encajes, lentejuelas, candongas, y los mismos tocados de flores y el maquillaje intenso en las mujeres; camisa y pantalón blanco, pañolón rojo anudado al cuello y sombrero en los hombres.

A partir de la década de 1940, la cumbia comercial o moderna se expandió al resto de América Latina, tras lo cual se popularizó en todo el continente siguiendo distintas adaptaciones comerciales, como la cumbia argentina, la cumbia boliviana, la cumbia chilena, la cumbia dominicana, la cumbia ecuatoriana, la cumbia mexicana, la cumbia peruana, la cumbia salvadoreña, la cumbia uruguaya y la cumbia venezolana, entre otras.

El origen de la cumbia ha sido motivo de argumentación entre quienes le atribuyen un origen etnomusical indígena, ubicado geográficamente en la región de la Depresión Momposina, y quienes argumentan la tesis del origen negro africano con cuna en Cartagena de Indias o, incluso, en la propia África. Los primeros, representados por personalidades como el compositor José Barros, escritores como Jocé G. Daniels, sociólogos como Orlando Fals Borda e historiadores como Gnecco Rangel Pava, y los segundos por la folclorista Delia Zapata Olivella.

En 1998, en su artículo "La cumbia, emperadora del Pocabuy", el escritor Jocé G. Daniels teoriza que la cumbia fue «el aliciente espiritual de los indios» al asociar las flautas utilizadas en las fiestas de los chimilas, pocigueycas y pocabuyes en los territorios de las actuales poblaciones de Guamal, Ciénaga y El Banco, con la gaita primitiva de la cumbia, a partir del informe que envía el gobernador perpetuo Lope de Orozco al rey en 1580, sobre la Provincia de Santa Marta, en el que relata que «los yndios i yndias veben y asen fiestas con una caña a manera de flauta que se meten en la boca para tañer y producen una mucica como mui trayda del infierno» (sic). El cantautor banqueño Antonio García expuso en 1997 la siguiente teoría sobre el nacimiento de la cumbia: «Las tribus dedicadas a la pesca y la agricultura, en sus rituales fúnebres, especialmente cuando moría algún miembro de la alta jerarquía de la tribu, todos los miembros se reunían al caer la noche alrededor de una fogata, en el centro del círculo se colocaba a una mujer embarazada que era símbolo de la nueva vida, quien iniciaba una danza con el ritmo suave y melancólico de la flauta de millo, esta ceremonia se prolongaba por varias horas y terminaba por sumir en el más grande éxtasis a todos los que estaban allí reunidos y así nació la cumbia». 

En la misma reunión, José Barros, afirmó, producto de la tradición oral recibida de los indígenas. «La cumbia nació en las ceremonias fúnebres que los indios Chimillas celebraban en el país de Pocabuy cuando moría uno de sus jerarcas». Barros sostiene también en relación con la danza: «La idea de bailar en sentido circular tiene que ver con la costumbre de los indios Chimilas que danzaban alrededor del féretro cuando moría uno de sus jerarcas y que lo hacían en dirección contraria a las manecillas del reloj, lo que para ellos significaba viaje sin regreso». Daniels añade que los aires musicales que están en el origen de la cumbia «tuvieron su mayor auge entre los Chymilas, Pocigueycas (Ponqueycas) y Pocabuyes, es decir, en territorios donde hoy se asientan las poblaciones de Guamal, Ciénaga y El Banco, pero alcanzaron su desarrollo con los elementos aportados por los negros de bemba colorá y los blancos, astutos y sagaces».

Para los indigenistas, la mezcla etnomusical que da origen a la cumbia se produce durante la Colonia en el país indígena del Pocabuy (que estuvo conformado por las actuales poblaciones de El Banco, Guamal, Menchiquejo y San Sebastián en el Magdalena, Chiriguaná y Tamalameque en el Cesar, y Mompox, Chilloa, Chimí y Guatacá en Bolívar), ubicado en la actual Costa Caribe colombiana, en la parte alta del valle del río Magdalena, región de la Depresión momposina (incluidas las culturas de las sabanas y el Sinú, al norte de la Pincoya), producto de la fusión musical y cultural de indígenas, esclavos negros19 y, en menor escala, de los españoles,20 21 22 19 como dan referencia de ello historiadores como el Orlando Fals Borda en su libro Mompox y Loba, de la serie Historia Doble de la Costa, Tomo I, y Gnecco Rangel Pava en sus libros El País de Pocabuy y Aires Guamalenses.

Para el escritor indigenista Jocé G. Daniels, es «irónico» que se le haya «querido endilgar inexplicablemente [a la cumbia] origen del bantú Kumbé».19 Los indigenistas cuestionan que si la cumbia proviniera de ritmos de África, en otras partes de América a donde llegaron negros de todas partes de África en calidad de esclavos, como los Estados Unidos, debería existir cumbia, o al menos algo similar. Dice J. Barros: «La cumbia no tiene un solo viso de África. Eso es fácil de comprobar: los Estados Unidos, que recibieron a tantos miles de negros africanos no tienen dentro de las manifestaciones folclóricas de ellos nada parecido a la cumbia. Igual sucede con los países antillanos. Yo me pregunto: ¿por qué si la cumbia es africana y entró por La Boquilla, como dicen los Zapata Olivella -Delia y Manuel-, en Puerto Tejada, por ejemplo, donde también hay gente negra, como en todo el Pacífico, la cumbia no es su ritmo ni aparece dentro de sus composiciones... Yo, que desde los ocho años he estado en contacto con indios Pocabuyanos, que he tenido la oportunidad desde niño de tratar a indias de 80 y 90 años relatando su ritual, el ritual de la cumbia, puedo certificar lo antes dicho, que la cumbia aparecía cada vez que el cacique moría y se bailaba alrededor del difunto».23

A su turno, los africanistas ubican el surgimiento de la cumbia al entrar en contacto los negros esclavos con los indígenas en los puertos como Cartagena, Ciénaga, Santa Marta y Riohacha, principalmente en la primera, durante las fiestas de la Virgen de la Candelaria. Los afrocolombianistas disputan la cuna de la cumbia, la cual ubican en Cartagena.5 10 7

Algunos autores asumen que el elemento negro de la cumbia proviene del cumbé, ritmo y danza bantú de la isla de Bioko, Guinea Ecuatorial.10 24 Los africanos que llegaron como esclavos a esas regiones, al contar la historia de sus grupos étnicos y aquellos hechos famosos dignos de guardarse en la memoria, se servían de ciertos cantos que distinguían con el nombre de areítos, que quiere decir "bailar cantando": poniendo en alto los candiles, llevaban el coreo, que era como la lección histórica que, después de ser oída y repetida muchas veces, quedaba en la memoria de todos los oyentes. El centro del círculo lo ocupaban quienes daban la lección con el pie del canto y aquellos más duchos y peritos en el manejo de las guacharacas, millos, tambores y maracas, para entonar con la delicadeza la música de aquellos cantares que fueron pasando, con el tiempo, de ser elegiacos a entusiasmar, galantear, querellar y divertir.

El investigador cultural A. Stevenson Samper se remite a la obra del general Joaquín Posada Gutiérrez, «Fiestas de la Candelaria en La Popa» (1865), donde se describe la música y el baile de las festividades de la Virgen de la Candelaria en Cartagena, y relaciona la siguiente descripción con la rueda de cumbia.16 El mismo texto utiliza la antropóloga Nina S. de Friedemann para explicar la configuración de la cumbia en el ámbito de la esclavitud en Cartagena de Indias. La forma más auténtica de la cumbia es exclusivamente instrumental,7 sigue patrones rítmicos que varían de acuerdo con la instrumentación utilizada, en compás de 2/433 o 2/2, y presenta adaptaciones regionales de acuerdo con el predominio de una población indígena o negra. Es ejecutada y seguida tradicionalmente por el conjunto de tambores: llamador, alegre, tambora, así como la caña de millo o las gaitas, macho y hembra, las maracas y el guache. La cumbia cantada es una adaptación relativamente cercana en la que el canto de solistas y coros o cuartetos se alternan a la de la caña de millo o las gaitas. 

El conjunto de cumbia es una ulterior evolución del originario conjunto de la tambora, estando el conjunto de tambora conformado por el tambor alegre y el llamador y, en algunos casos, por la tambora. Es un baile meramente cantado, como el chandé, con sus palmas y coros, al cual posteriormente se sumaron los pitos de las gaitas o los millos.



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